Hace unos años, en Islandia, un señor grabó un video de algo
que se movía serpenteante en las heladas aguas del lago situado al lado de su
casa…
En Islandia se vive de otra forma a como estamos
acostumbrados los occidentales, ni mejor ni peor, muy distinto.
La convicción de que en ese lago vive una serpiente gigante
viene de lejos; lo que para nosotros es una leyenda (“relato ficticio ¿?”),
para ellos esta realidad se remonta al siglo XIV, en el que una madre entrega a
su hija un anillo de oro para que lo pase a través de una serpiente. Todo ello
envuelto en ese obrar mágico y lleno de sabiduría que la mayoría de nosotros
hemos olvidado, daría lugar al prodigio: la serpiente crecería y crecería y con
ella el anillo. Así lo hizo la niña, comprobando que la serpiente crecía y
crecía pero el anillo no. Contrariada por ello arrojó la serpiente y el anillo
al lago…
También surgieron relatos posteriores en los que se
aseguraba la aparición de esa serpiente descomunal que atacaba a la gente y que
finalmente fue contenida por un cura y enviada para siempre al lago. ¿De nuevo
la mano de la iglesia tratando de controlar la situación y que el paganismos no
se le suba a las barbas?.
Sea como fuere, el video está aquí. Pasen y vean.
He de confesar mi gran atracción por estos relatos y hechos
que no tratan mas que hablarnos para nuestros adentros, de enfrentarnos con la
controversia, de removernos de arriba abajo… pero no por ello dejan de ser
ciertos, y, en mi caso, muchos que me tachan de crédulo quizá se sorprendan
cuando hago hincapié en algo que me resulta muy curioso en esta leyenda: “la
serpiente crecía y crecía y el anillo no…” si la serpiente acabó siendo como en
el vídeo y lleva un anillo enroscado al cuerpo… ¡uff!.
Ni me he vuelto un escéptico ni tampoco soy un crédulo, sólo
me resulta curioso y de ahí mi ilustración. Espero que al menos os haga
sonreir.
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